jueves, 18 de marzo de 2021

“ARG” VUESTROS FINALES FELICES.


He de confesar que no soy muy dada a las llamadas “revistas del corazón”. Son contadas las veces que he leído una revista de semejantes características,  además, cuando me ha surgido la ocasión nunca he tenido una experiencia satisfactoria.

Recuerdo el día que tuve la  “Cuore” entre mis manos por primera vez, fue en la peluquería. La peluquera me puso la revista  en el regazo con la mejor de las intenciones pero pase un rato realmente malo. Todos esos “Arg” que surgían de las imperfecciones físicas de las famosas del momento me quitaron lentamente las ganas de vivir. “Arg” la celulitis, “Arg” las arrugas, “Arg” las patas de gallo… me pregunto si los redactores de la “Cuore” serían más felices en un mundo donde sólo hubiese maniquís del Zara. “Arg” el que dais vosotros, pensé.

Sin embargo, hace unas semanas el destino volvió a ponerme entre manos una de estas revistas. Esta vez se trataba de la revista “Hola”. El titular me enfureció más que los mencionados “Arg”, pues rebosaba machismo, pero de una manera mucho más sutil e imperceptible.

El titular decía lo siguiente; “Carlota rompe su compromiso con Dimitri, la princesa  que no ha podido encontrar su final feliz”.

Parece ser que la princesa de Mónaco ha roto su matrimonio y como no podía ser de otra forma, los redactores de la revista han tomado la postura más común en nuestra sociedad;  dramatizar porque  la gente se separe porque su relación de pareja no va bien.

En nuestra sociedad el divorcio y la separación siguen siendo vistos de manera trágica. Y da igual que alguien cuente que se ha separado porque eso le hace más feliz. Esta realidad nos afecta a las mujeres principalmente,  pues estamos  educadas desde niñas para considerar el amor romántico como el principal fin de nuestra existencia. 

En nuestro proceso de socialización las mujeres aprendemos que la felicidad y el bienestar sólo pueden ser logrados a través de la mediación directa de un hombre y que si  para vivir el amor tenemos que pasar por las más horribles tempestades, pues se pasa. Varias películas y series de televisión muestran que el amor justifica cualquier sufrimiento. Nos hacen pensar que es precisamente ahí donde esta nuestra salvación. En el amor. Que la soledad es dura y en ocasiones es mejor aguantar que dejar ir. 

Lo que me parece curioso es que mientras las campañas contra la violencia de género llenan los paneles publicitarios del Metro y las páginas de la revista “Hola” se llenan de mensajes apoyando la eliminación de la violencia contra la mujer, este tipo de titulares siguen fomentando la idea de que las mujeres no podemos ser felices sin nuestro “amor”. Luego se sorprenderán si no sabemos decir "basta" a relaciones tóxicas y destructivas.

La solución a las terribles cifras que baraja la violencia machista no es la de vendernos la moto con mensajes biensonantes contra la violencia de género. Quizás deberíamos empezar por dejar de inculcar a las mujeres el matrimonio como una aspiración futura y dejar de conectar la soltería y la ruptura al fracaso.

 En el caso de las  novecientas ochenta y tres mujeres asesinadas desde el año 2003, el  final feliz habría sido, precisamente, haber acabado para siempre con sus parejas  y no haberlas vuelto a ver nunca jamás.  Ese sí que habría sido un verdadero final feliz.

 

 

  



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